viernes, 21 de mayo de 2010

El Infierno Cíclico

No sé, quizas, esta idea alguien ya la haya pensado y llevado a la practica, (o al papel), pero como no fui yo, y como jamas lei un cuento parecido, me felicito a mi mismo por haberla tenido. Incluso, cuando terminé de escribirlo, (en el colectivo, donde iba a ser sino), me puse muy contento, me alegre mucho, porque repito, para mi, la idea es brillante, lastima que haya sido yo quien la redactó, pero la idea en si, me parece estupenda.
Espero que les guste-




Desperté intensamente asustado, sudando, pero convencido.
La frase para describir lo que me pasó esa noche es “Vi la luz”.
Estaba en mi cama, sentado y aterrado, pero perplejo, fue una pesadilla reveladora. Ahora sabía la verdad.
¿Vieron la película Matriz? Pues bien, es solo una película, por lo tanto es ficción. Este mundo no es un sueño creado por maquinas, porque ni siquiera existe. No es, no está, “no tiene entidad”, diría algún dictador loco.
Recuerdo haberme aferrado a la almohada, necesitaba sentirla en mi mano, miré alrededor la habitación en sombras, desordenada, agucé el oído y escuché un tren a lo lejos, necesitaba imperiosamente sentir la realidad.
Me senté en la cama y apoyé los pies en el suelo con extremo cuidado, estaba casi seguro que se desmoronaría al menor contacto.
Fui en busca de un vaso de agua, pero no alcanzó, la sensación de irrealidad seguía ahí.
Creí que aún estaba soñando, que el haber despertado era parte del sueño y estúpidamente me pellizqué, 2, 3 veces, cada vez con mayor fuerza, hasta que vi correr por mi brazo una gota de sangre. La miré incrédulo, pensando porqué no despertaba, la tomé con el dedo meñique y me la llevé a los labios, y al sentir su sabor supe que estaba despierto.
Me asombré y fruncí el ceño, porque aún estando despierto, sabía que no estaba en la realidad, y empecé a comprender que el sueño que había tenido, tampoco había sido un sueño, ni siquiera una visión.
Lo entendí y me asusté, el sueño no era un sueño, y la realidad no era realidad. El mundo no existía.
Estaba el Cielo, estaba el Infierno, pero no había Dios, ni había Ángeles, no había Demonios.
Era no ser. No estar.
Volví tambaleándome a la cama. Asustado y nervioso estrellé el despertador en la pared, ya no lo necesitaría, ¿para que levantarme temprano para ir al trabajo cuando no existe ni el trabajo, ni el reloj, ni yo, ni nada?
Abrí el grifo de agua fría en la bañera y escuché absorto todo el tiempo que tardó en llenarse. Me sentí un tonto mientras me desnudaba, no entendía porque mis manos seguían teniendo la sensación del tacto, cuando en verdad ni la ropa ni la bañera estaban ahí.
Me sumergí en el agua dejando solo la cabeza afuera, intentando atrapar en mi memoria la sensación del frío y la humedad.
Hice un esfuerzo y puse la mente en blanco imaginando que eso era la realidad, la nada, pero una voz en mi interior se rió de mi.
“Eso no es la nada” dijo socarrona “eso es blanco”.
Me di por vencido, no se puede imaginar la nada.
¿Qué me quedaba por hacer?, ahora sabía la verdad y no me servía.
¿Contarla? ¿A quien y para que?
Me imaginé sentado con camisa de fuerza, frente a un psiquiatra, en una habitación cerrada con paredes acolchonadas, el médico teniendo este escrito delante de si, con la cabeza levemente inclinada y mirándome por encima de sus gafas montadas sobre su nariz, y yo intentando explicarle que lo que tenía en sus manos no existía, al igual que él, la camisa de fuerza y las gafas.
Esta idea me hizo reír con carcajadas sonoras que retumbaron en el baño. El sonido me tranquilizó.
Me levanté y completamente desnudo salí al balcón. El frío de la noche me hizo tiritar, pero no me preocupé porque sabía la verdad. Me quedé quieto, contemplando las luces de la ciudad a lo lejos. La calle doce pisos mas abajo estaba desierta y en silencio. No solo no había nadie, yo sabía que no había NADA.
Reflexioné una vez más.
“La tierra y la realidad no existen, está el cielo y el infierno, pero no hay Dios ni Diablo, todo el mundo a mi alrededor, todo este mundo que no tiene entidad, está en el Cielo, tan solo porque no lo sabe”.
Sonriendo lo supe, “Yo estoy en el infierno”, respiré profundo y pensé: “La ignorancia es felicidad”, y me arrojé al vacío.
En el preciso instante en que mi cuerpo inmaterial e inexistente se destrozaba en el pavimento irreal, y yo perdía la conciencia y la vida que nunca tuve, en ese momento, un espermatozoide fecundaba el ovulo de mi madre.


FIN

HERNÁN CERONI
21/05/2010

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me encanto.....de verdad, es excelente....el tema de la circularidad del tiempo, la desrealizacion como le llaman los psiquiatras tan bien relatada, muy bueno, esa mezcla de ciencia ficcion con juego de palabras..me divierte, una sola critica, no hace falta la aclaracion que pones al principio, ninguna idea es ünica ya que vivimos en un unus mundus, con una sola conciencia colectiva que compartimos todos los seres humanos asi que para que la aclaracion? saludos.

Marce Lencinas dijo...

primero no entendia..desp...tampoco...el siguiente desp..menos...hasta q lei el final...ahora lo volvi a leer y lo entendi...jejeje..perdon..MUY LINDO!!!