jueves, 20 de mayo de 2010

Mi Primera Debilidad

No está tan bueno, incluso creo que puede mejorarse, y mucho, ademas es una idea trillada, pero no me importa.

El colectivo es un buen lugar para escribir. Me tocó sentarme junto a una hermosa rubia, y aqui esta el resultado.




La conocí cuando era adolescente. Primero no me gustó, me pareció un poco soberbia, como quien sabe y conoce su belleza y se agranda por eso, como si mirara al resto desde la altura de un pedestal.

Así y todo, por esas cosas del destino la seguí frecuentando, nos vimos varias veces, muchas veces, por eso de “Los amigos de mis amigos, son mis amigos”.

Nos fuimos conociendo de a poco, y un buen día me di cuenta que me gustaba, y que cada día me atraía mas. No soy de fijarme en el aspecto físico, pero su cuerpo era realmente admirable.

Muy a mi pesar, nos hicimos amigos, casi confidentes, aunque yo siempre esperaba algo mas, pero sin atreverme a insinuarlo.

Ella salía con todos mis amigos, lo que me reventaba de celos, y por supuesto cuando salíamos todos, también estaba conmigo, pero yo la quería solo para mí. Siempre fui muy posesivo.

Así, cada tanto nos escabullíamos y nos encontrábamos a solas en algún barsucho de mala muerte, siempre procuré que fueran sucuchos escondidos, donde ninguna mirada indiscreta pudiera vernos, porque sabía que acarrearía las burlas de todos.

En una de esas ocasiones fue que noté como me había enamorado de sus curvas, de su suavidad y armonía. No era ya solo cuestión de estar con ella, tenía la imperiosa necesidad de beber su néctar, de embriagarme con su aroma, de tenerla siempre conmigo.

La citaba cada vez mas seguido, y ella, al notarlo volvió a su altanería, a su pedestal, sabía que me tenía atrapado, por lo que dejé de serle interesante, y aún así acudía a mis citas, sabía que debía seguir manteniéndome cautivo.

Ya no me hablaba, eran monólogos míos, a medida que avanzaba la noche, entre copa y copa, y yo no paraba de hablar, notaba como su sonrisa se esfumaba.

Pasaron los años y nos seguimos viendo, es cierto que a medida que crecí noté que ya no era tan dependiente de ella, pero la necesidad de tenerla seguía ahí, latente.

Me hice hombre y aunque mas esporádicamente, la seguí citando, y ella, acudiendo.

Noté inmediatamente como yo había cambiado, había envejecido, pero ella, por alguna extraña razón, seguía inmaculada, radiante, seguía siendo la misma, como si el tiempo no pasara.

Ya no me preocupó saber que cada día tenía más “amigos”, que andaba entre los hombres, incluso entre las mujeres, como cuando yo la conocí. Pero los años hicieron que yo perdiera el interés, ya no tuve necesidad de verla, ni de tocarla.

Cada tanto la cruzaba en la calle, en algún negocio, incluso llegué a verla en carteles, por lo que me figuré que se había hecho famosa a costa de engatusar a alguno mas.

La vi otra vez, en brazos de otro, y me felicité de haberme librado de ella a tiempo, antes de haber perdido todo.

Pienso que los años refinaron mi gusto, e incluso lo moderaron.

Hoy soy feliz, me libré de la enfermedad de los celos, que presupone egoísmo.

Hoy ya no bebo cerveza, y si compro un buen vino, lo comparto con amigos.

FIN

HERNÁN CERONI

18/05/2010

Ademas no me gusta el titulo, pero el que primero se me ocurrio, me parecio demasiado obvio, iba a llamarse "ESA RUBIA DEBILIDAD".
Pero por favor, diganme, ¿en que parte adivinaron el final?

2 comentarios:

Non plus ultra dijo...

Y... a mi me parece que quedan dos alternativas: 1) No tomas vino desde hace un buen tiempo, o 2)No soy tu amigo. Salud!

Marce Lencinas dijo...

si tengo q responder cuando adivine el final??? todavia lo estoy pensando..jejeej..primero pense caracol(todo lo q a ello s refiere), desp pense pobrecito...y al final salist c lo de la cerveza...muy buena forma de hacer creer una cosa y despues salir con otra....jejeje..pero hay mentes q van a mil...