viernes, 28 de mayo de 2010

Mitos Bíblicos III

Cuando Jesús crucificado pidió agua, a uno de los soldados se le iluminó el rostro. Inmediatamente mando buscar una esponja, mientras su compañero de armas lo miraba extrañado. Tomó su lanza e hirió a la víctima en un costado del torso.

Cuando el esclavo llegó con la esponja, el soldado, la colocó cuidadosamente en la punta de su alabarda, y contrariamente a lo que se cuenta, no la embebió en vinagre, ni siquiera la acercó a la boca del Mesías, sino que la utilizó para impregnarla de la sangre que salía a borbotones por la herida abierta, para luego llevársela a sus propios labios.

Su camarada lo indagó con la mirada.

Este hombre sangra vino – dijo – ¿Recuerdas lo que contó Judas? –

¿Qué?.... jajaja! Noooo!!!! –

¿No recuerdas? “tomad y bebed, esta es mi sangre”. –

Sí, recuerdo, pero era solo una metáfora. –

1 comentario:

Marce Lencinas dijo...

ladron??? puedo decir eso??? lo lei en la Biblia...